Su ubicación es excelente… a una cuadra de la catedral y de muchos restaurantes y tiendas.
Nos tocó la habitación 117 la cual no tiene ventanas por donde entre luz natural, se siente encerrado y muy oscuro, se pierde la noción del tiempo por ello.
La luz en el baño es deficiente para maquillarse, supuestamente tiene iluminación el espejo y no prendía la mitad… la luz artificial debería de ser extraordinaria para suplir lo faltante.
Solo hay un espejo en toda la habitación y se encuentra en el baño, uno de vanidad a lado del clóset sería de mucha utilidad para arreglarse.
La limpieza es regular, podrían mejorar en ello sobre todo en la regadera, la cual está llena de sarro.
El agua es dura, un filtro ayudaría mucho a que no fuera así.
Volvería hospedarme solamente por la ubicación, pero hay más opciones alrededor.